Zidane se movía con la gracilidad de un bailarín. Con deslumbrante maestría y clase suprema, él orquestaba el juego con pasión desbordante. Sus pases eran de una perfección pasmosa, como pinceladas magistrales https://zoyafsio187134.idblogmaker.com/37455410/la-noche-del-cabezazo-que-cambió-la-historia-del-fútbol